Historias de coronas. Carlos Pérez Turco

Por Graciela Ramirez

Graciela Ramírez es oriunda de la ciudad de Avellaneda. Tiene 65 años. Militante política, docente jubilada y analista de sistemas de computación nivel terciario. Fue delegada gremial. Actualmente se encuentra cursando la Licenciatura de Periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Participa de diversos espacios colectivos de reflexión y acción.

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En todo país colonizado que se digne de tal, las zonceras existen sin importar la época. Porque son la resultante de una colonialidad, que permitió consolidar un pensamiento hegemónico que conforma el sentido común impuesto por los grupos dominantes del sistema capitalista1.

Algunas se mantienen, otras se maquillan para parecer nuevas. Empiezan con la persuasión a través de la inoculación de algunas ideas, como la “necesidad de un cambio” cultural, moral. Los lenguaraces de las pantallas las replican por todo su espectro y cuando te querés dar cuenta, tu hermano/a, tu vecino/a, tu compañero/a de trabajo y cualquier otro Inocencio esquilmao2 que camina por el barrio, termina convencido de que el país “necesita un sinceramiento tarifario”.

Para aumentar tu indignación, te muestran imágenes de vecino/as que manifiestan porque después de una semana, siguen con el suministro eléctrico interrumpido. Y otra vez los medios hegemónicos te invitan al gran programa “Hablemos sin saber”, donde sus periodistas entrevistan a funcionario/as que refuerzan la idea de que no se puede invertir si las tarifas no aumentan.

Agregan otras zonceras como: “Deben gobernar los ricos, porque, como tienen plata no van a robar”. Y, “El Estado no debe intervenir en la economía, al equilibrio se llega por el libre juego de la oferta y la demanda, todo lo regula el mercado”, frase que los economistas neoliberales, fieles cancerberos de los intereses de las grandes corporaciones, grabaron a fuego en la memoria colectiva de nuestro pueblo. De esa manera, consiguen que repitas todas las frases que pusieron en tu boca: el fin de la energía barata, pesada herencia energética, abismales subsidios, déficit comercial, derroche en el consumo, escasez energética heredada. El plan perfecto para convencer a los distraído/as de aprobar medidas que permitan la pérdida de sus propios derechos.

Así, convencieron a la ciudadanía de que nos quedábamos sin gas, petróleo y electricidad y el 16 de diciembre de 2015, la administración de Cambiemos decretó la Emergencia Energética nacional.

Y lo que antes habían definido como sinceramiento tarifario, se convirtió descarnadamente en Tarifazo. Que, en palabras de Federico Bernal, no es ni más ni menos, que toda la ciudadanía subsidiando a un puñado de empresas socias y dueñas del Poder Ejecutivo, para contribuir a financiar el megaendeudamiento que se contrajo, no para invertir en mejoras de los servicios, sino para alimentar la bicicleta financiera y fugar el dinero hacia paraísos fiscales.

Los CEOS de las corporaciones, abiertamente, ocuparon cargos desde la presidencia hasta la última secretaría. Se produjeron designaciones de sus “colaboradores”, en la administración pública con abultados sueldos; después de implementar una campaña de estigmatización que justificara el despido de miles de trabajadores, con o sin militancia en la gestión anterior.
Tomemos algunos datos para no olvidarnos que el aumento de las tarifas, más allá de ser producto y generador de inflación, respondió a una decisión política para favorecer a algunos sectores y condenar a otros a la desesperación:

En el pago del servicio de agua potable brindado por AYSA, se produjo una transferencia de ingresos de las familias a la empresa, entre 2016 y 2017 de 4758 millones de pesos, que ascendería a 7036 millones en 2019.

En el transporte público de pasajeros que incluye trenes, colectivos y subte el total de lo transferido entre 2016 y 2018, fue de 15.682 millones de pesos.

Las petroleras recibieron en dos años más de 7000 millones de dólares entre subsidios ciudadanos vía tarifa y subsidios estatales. Las energéticas de Marcelo Mindlin y Nicólás Caputo, casualmente socios del Presidente, sólo en 2017 obtuvieron una ganancia de 9076 millones de pesos. El gas en boca de pozo, por su parte, pasó a tener el precio más alto del mundo.

Todo eso posibilitado por un Ministro de energía, Juan José Aranguren, CEO de la empresa Shell, beneficiaria permanente en cuanta licitación presentara sus pliegos. Y el ENARGAS (Ente Nacional regulador del gas), que pasó a ser dirigido por las mismas empresas que debía controlar.

Como vemos, las creencias de los zonzos nos salieron muy caras a los argentinos. Algunos se dieron cuenta cuando tuvieron que pedir préstamos para pagar las tarifas. A otros, no les quedó más remedio que cerrar sus pymes dejando miles de trabajadores en la calle. Los clubes de barrio, que servían de contención para los pibes más humildes debieron cerrar sus puertas. Lo mismo pasó con los clubes de jubilados, los centros culturales y también con las grandes empresas. Las autoridades se regodeaban diciendo que había un importante ahorro de energía, otro eufemismo para enmascarar la estrepitosa caída en la producción, que se vio afectada, además, por la apertura del mercado.

Sería bueno pensar que cada vez engullimos esas zonceras, terminamos embromados por los mismos en quienes confiamos y a los que nos queremos parecer. Esos, que nunca nos dejarán disfrutar de su fiesta.

Por otro lado, debemos preguntarnos si hablar de zonzo no es simplificar el análisis, mientras el diccionario define como tal a quien no tiene viveza, energía, ni gracia. Nos enfrentamos a subjetividades afectadas en cada uno de los ámbitos de sus relaciones, por nuevos y viejos recursos comunicacionales, entre otros, que utiliza el capitalismo para imponer sus ideas.

En palabras de Arturo Jauretche, no somos zonzos, nos hacen zonzos, para que no nos vengamos grandes.

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1. http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20140507042402/eje3-8.pdf

2. Galasso, Norberto. Inocencio esquilmao: Un votante de clase media. Editorial Colihue.

Bibliografía:

Bernal, Federico. La estafa del tarifazo: Radiografía del Fraude del siglo y aportes para la defensa del interés popular y democrático Federico Bernal. -1ª ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Colihue, 2017.