El ecofeminismo es una corriente de pensamiento feminista y ecologista que apuesta por la preservación de la especie humana y de todos los seres vivos que habitan nuestro planeta. Las/os ecofeministas proponen formas alternativas de la producción para salvaguardar la vida y proporcionar equidad en el plano económico y social. Discuten fuertemente las maneras en que el capitalismo se apropia de la actividad humana y de los recursos naturales, obteniendo sus ganancias a partir de la destrucción del medio ambiente y de la explotación y exclusión de millones de personas.
Yayo Herrero, nacida en España en 1965, es una de las intelectuales y activista que ha hecho variados aportes al pensamiento ecofeminista. Desde una perspectiva crítica, ha puesto en discusión la cara oculta de una economía capitalista que se erige como la única alternativa para el desarrollo de las naciones y la vía posible para el desarrollo de la humanidad, basada en la idea de progreso y de una producción sin límites de mercancías.
En el Centro Cultural Ave Fénix, en Gerli, estuvimos analizando la intervención de Yayo en “Lo que la economía oculta”, organizado de manera mancomunada por el Foro de Pensamiento Crítico y el espacio barrial. Una oportunidad de dialogar entre vecinas/os del barrio sobre los problemas que atañen a la humanidad y cuáles son sus consecuencias directas en las relaciones sociales y de producción.
Luego de mirar el video surgieron las primeras intervenciones. Uno de los vecinos participante de la actividad sostuvo que “todos sabemos que la extracción de petróleo genera efecto invernadero e impacto en la humanidad”
Cuando se trata de analizar de qué depende la existencia humana, Yayo, hace hincapié en la “ecodependencia”. La ecodependencia no es más que la interacción que tenemos los seres vivos con la naturaleza. Al respirar, comer y beber, entre otras cosas, requerimos de la renovación constante de los ciclos fundamentales del planeta, tales como, el agua, la vida vegetal y animal y la luz solar. El atentado a la regeneración natural de los ciclos de la tierra, por motivos de la creciente y desvastadora explotación de los recursos naturales, provoca efectos de contaminación y ecocidios que amenazan nuestra propia existencia. Como sostuvo otra de las participantes “nos desvían de estar juntos y en comunidad por primar la economía”.
Pero no solamente dependemos de la naturaleza para estar vivas/os, sino que también dependemos de unas/os de las/os otras/os para garantizar nuestra existencia. Herrero llama a esta relación “interdependencia”, aquella que necesita del cuidado de los cuerpos vulnerables cuando nacemos, enfermamos y/o envejecemos. Históricamente, las mujeres se han ocupado de estos cuidados y su trabajo en el hogar no ha sido tomado en cuenta por los indicadores económicos, mucho menos es remunerado. Precisamente, la actividad de cuidar a las/os otras/os permite el desarrollo de la fuerza de trabajo en el sistema capitalista mundial. La inversión social que se realiza al cuidar de una persona desde el momento de su nacimiento y garantizar su supervivencia es usufructuada por el capitalismo que se apropia del recurso humano para la producción desmedida de bienes y servicios.
En este sentido, el ecofeminismo propone que las personas llegarán a ser iguales y libres en derechos y obligaciones cuando reciban una crianza y cuidado colectivos, permitiéndoles así, vivir de manera fraterna con las/os otras/os y con el ecosistema.