A partir de un resumen del documental de Adamo Curtis, realizado por el Foro de Pensamiento Crítico, el Foro en el Barrio tuvo la oportunidad de compartir este debate sobre el “Yo Consumista” en el Centro Cultural Ave Fénix, ubicado en Gerli.
La cita se realizó el pasado 11 de abril y contó con la participación de vecinas/os y allegadas/os al espacio cultural. Entre mate amargo y mate dulce, la conversación giró en torno a la cultura del deseo y cómo ha sido llevada la sociedad al consumo desmedido, satisfaciendo necesidades creadas por el mercado y olvidando las tradiciones y valores construidos entre todas/os en comunidad.
Yo consumista
Adam Curtis nació hace 63 años en Gran Bretaña y se ha destacado como documentalista desde 1992 con su trabajo Pandora's Box (“La Caja de Pandora”). En The Century of the Self (2002) (“El Siglo del Individualismo”) producido por la BBC, Curtis muestra una sociedad de consumo en el siglo XX que ha sido manejada por las corporaciones y gobiernos, usando herramientas de psicología de masas. La influencia de Sigmund Freud y, su sobrino, Edward Bernays sobre los análisis del deseo y las satisfacciones individuales permitió a los dueños del gran capital y a sus actores políticos a diseñar estrategias de marketing y de captación social para consumir ciertos bienes y servicios. Más aún, estas campañas publicitarias trabajaban con ideas y nociones sociales asociadas a la obtención de estos productos. Bajo esta perspectiva, el consumo de ciertos artículos puede estar relacionado con creencias sociales sobre el progreso, el éxito, el individualismo, el rol de la mujer en la sociedad, la felicidad y, en definitiva, satisfacer el “Yo consumista” con la compra de productos.
La tarea de seducir a las sociedades de consumo a la satisfacción del Yo también fue llevada al terreno político. Las campañas y discursos sobre el libre mercado, la escasa intervención del Estado en los asuntos de índole social y económica, la despolitización de la vida y de las sujetas/os tuvieron alto impacto en las elecciones de ciertos actores y gobiernos favorables al modelo neoliberal, de allí el gran éxito de las corporaciones en las relaciones sociales y políticas, en la dependencia y en la concepción de un mundo unipolar con Estados Unidos y Europa a la cabeza, ejerciendo el dominio sobre otras naciones.
Conversando con vecinos y vecinas del Centro Cultural Ave Fénix
A partir de un resumen del documental de Curtis, realizado por el Foro de Pensamiento Crítico, el Foro en el Barrio tuvo la oportunidad de compartir este debate sobre el Yo Consumista con los vecinos y vecinas del Centro Cultural Ave Fénix, ubicado en Gerli. Entre mate amargo y mate dulce, la conversación giró en torno a la cultura del deseo y cómo ha sido llevada la sociedad al consumo desmedido, satisfaciendo necesidades creadas por el mercado y olvidando las tradiciones y valores construidos entre todas/os en comunidad.
Las preguntas que generó el documental sobre las formas en que se instalan estos deseos y se jerarquizan las necesidades con base en los gustos y hábitos de las sociedades capitalistas, hizo que las/os participantes de este foro disertarán sobre el consumo como una forma de control social y, más aun, de qué manera las corporaciones persuaden a consumir aquellos productos que sirvan a sus propios intereses económicos; por qué la adquisición de una casa grande, un auto nuevo o un celular de última generación puede estar asociado a la realización individual. Sin embargo, el consumismo va en detrimento del ecosistema, de la vida en comunidad y de las relaciones humanas.
“El capitalismo es incompatible con la vida”
En este espacio de recreación y formación, las/os asistentes dieron su punto de vista sobre las distintas maneras en que la cultura del deseo se reproduce. Sentenciaron que el capitalismo es incompatible con la preservación de la especie humana, por cuanto, la carrera hacia el progreso y la producción de bienes manufacturados ha destruido el ecosistema y la biodiversidad. Para algunas/os, desde la niñez estamos sujetas/os a la escuela, a la familia y al entorno social, en tanto, interactuamos en estos espacios donde se forman y se transmiten aquellas ideas sobre la satisfacción del Yo. Con frecuencia, se entiende que el éxito y la felicidad pasan por la adquisición de ciertos productos. La idea de felicidad está puesta en las cosas que vienen desde afuera para ser consumidas. La insatisfacción de estos deseos genera inconformidad en las/os sujetas/os sociales.
Pero, “¿a qué le llamamos felicidad?” A la compra de ciertos artículos, al consumo desmedido de aquellos bienes y servicios que nos venden las corporaciones a través de la publicidad en los medios masivos de comunicación.
Entonces, “¿de qué manera promovemos una mayor conciencia sobre nuestro consumo?, ¿acaso todo lo que necesitamos es material?, ¿cómo se hace para vivir en comunidad y transmitir valores hacia la preservación de la vida y del ecosistema?, ¿cómo hacer para que un/a chico/a piense en forma solidaria y no se convierta en un ser individualista?”
Las/os participantes coincidieron en la necesidad de transformar la enseñanza escolar hacia una educación que promueva los valores de solidaridad, de equidad y de un consumo racional y consciente. A su vez sostuvieron que solamente un cambio de modelo político y económico del país que apunte a la transformación de la educación, a la capacitación de las/os docentes, y convoque a afianzar valores fundamentales para la vida en la familia y en la comunidad, podría impactar en la erradicación de un insaciable consumo.